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PRESENTACIÓN

Asier Tobalina Larrea (Bilbao, 1977), reconocido poeta vasco, publicó su primer poemario en el año 2001, “Sombra en el agua” (prólogo de Marielvi Sánchez), son poemas con una fuerza aplastante, surgen tal cual se gestaron sin rectificar con la urgencia del sentimiento que inunda en ese mismo instante. Su segundo poemario “La voz del silencio” (prólogo de Eduardo Tarrero de Pablo) vio la luz en el 2003, íntimo pero universal porque habla del sentimiento de la vida, que es hablar de la vida misma. Como continuación a sus anteriores libros en el año 2004 publicó “Quiero vivir lo que he muerto” (prólogo de Mikel Alvira), el autor se desprende de su alma poética mediante versos en los que insinúa más que muestra. “Donde el alma habita” (prólogo de Mª de los Ángeles Pérez Ondiviela), año 2012, al adentrarnos en sus poemas nos sacude un torbellino de sensaciones donde el amor, la duda, el desencanto, la sensualidad, la esperanza, la belleza, el dolor, la ternura, forman un lazo de unión que nos conmueve, y su poesía pasa a formar parte de ese mundo interior que rige el sentido de nuestra vida. El poeta en ésta, su última publicación, se expresa sin trabas de reglas métricas que lo condicionen, desde la adopción de determinadas estrofas de versos semilibres de mayor y menor extensión, hasta el verso libre, verso libre sí, pero necesariamente sujeto a ciertas pautas como son el ritmo y la musicalidad que confieren al poema su propio código y orden interno, los aforismos con los que cierra el poemario son un cúmulo de sabiduría y forman quizá la parte más genuina del poeta. Añadir que Asier compone canciones con la guitarra sobre las que recita versos, en un deseo de transmitir sus emociones sin ningún freno. Próximamente el autor publicará un nuevo libro que ya tiene entre sus manos y que ha sido prologado por Hipólito García Fernández, “Bolo”.

martes, 27 de diciembre de 2016

SOBRE MI TUMBA


jamás besaré los pies
de ningún dios,
tampoco 
cuando desciendo a los infiernos
rojas alfombras necesito,
el día del juicio final
únicamente ante la conciencia
por mis pecados me arrodillaré,
de luces y sombras
la fe se alimenta,
desnudo de alma camino,
descalzo de sentimientos
mi amor al mundo entrego,
condiciona el tiempo presente
la memoria,
he besado entre las piernas de un ángel
los labios de la lujuria,
muerto tantas veces
que ya ignoro si vivo,
ya mi voluntad y esperanza
débilmente en pie mantienen
los huesos que sostienen mi sombra,
sobre mi tumba
lágrimas de luna,
lunas de sangre,
desde las profundidades
de algún sueño no vencido
sentirás mi caricia
resurgiendo de las cenizas
del fuego eterno




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